Historia del Arte 1. El arte griego
3.2. La escultura clásica
La época clásica (V-IV a.C.) representa el triunfo del naturalismo.
- El análisis de la anatomía humana permite representar el cuerpo de una forma mucho más natural. En esta representación natural es característico el principio de diartrosis, que consiste en la articulación visible de las distintas partes del cuerpo, en particular de los músculos. A medida que avance el clasicismo, el modelado de la musculatura se irá haciendo más suave.
- Se implanta un nuevo canon de belleza ideal, basado en la proporción numérica de cada parte del cuerpo con el todo. Para ello se emplea como unidad de medida la cabeza. En un principio se considera apropiado que la longitud total del cuerpo sea de 7 cabezas. En el siglo IV a.C. el canon va a tender a estilizarse, predominando el canon de 8 cabezas. La adecuada proporción y la posición de las figuras busca alcanzar la armonía de las formas.
- Frente a la inexpresividad arcaica, los artistas clásicos buscan la serenidad. Los personajes representados parecen alejados de toda preocupación concreta, sumidos en una reflexión abstracta.
- Se rompe con la ley de frontalidad. Esto se consigue introduciendo en las figuras el contraposto, (italiano: contrapposto), que consiste en oponer armónicamente las distintas partes del cuerpo haciendo que unas estén en movimiento o tensión mientras sus simétricas aparecen en reposo. La forma más característica de contraposto consiste en representar una figura estante que apoya su cuerpo en una sola pierna, mientras la otra descansa. Eso produce una inclinación de la línea de la cadera, que es contrarrestada por la línea de los hombros. De esa forma, la figura humana deja de ser simétrica con respecto a un eje rígido y se vertebra en torno a un eje articulado, o sea, dividido en varios segmentos. El contraposto reproduce con mayor fidelidad el equilibrio real de fuerzas que se dan en el cuerpo, lo que permite dar posiciones mucho más naturales.
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| A la izquierda puedes ver el canon de las siete cabezas propio del siglo V a.C., representado por el Doríforo de Policleto. A la derecha, su evolución durante el siglo IV a.C. hacia el canon de las ocho cabezas, representado por el Apoxiomeno de Lisipo. Modificación propia de imágenes de Marie-Lan Nguyen en Wikimedia Commons (Licencia CC.) y de Saiko en Wikimedia Commons (Licencia CC.) |
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