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2.1. Los principios ideológicos del sistema canovista

El principio fundamental que inspiraba el sistema político implantado por Cánovas era la búsqueda de la estabilidad política. La paz y el orden eran los máximos valores perseguidos tras décadas de turbulencias políticas, incluso si ello significaba sacrificar algo de libertad. Un instrumento fundamental para lograr esa estabilidad era la defensa de la superioridad del poder civil sobre el poder militar. Uno de los principales objetivos de Cánovas era apartar la política de los cuarteles, dejarla a los políticos, que eran los legítimos representantes de la Nación. En ese aspecto, el sistema canovista cosechó un gran éxito, logrando un período de estabilidad sin precedentes y acabando por el momento con la práctica de los pronunciamientos.

Un segundo principio fundamental era el conservadurismo. El conservadurismo es una doctrina nacida en Gran Bretaña como reacción a la Revolución Francesa y que a lo largo del XIX había ido caracterizando a la derecha liberal europea. Defiende que el sistema político de una nación no puede establecerse mediante un mero pacto político inspirado en principios universales y abstractos, como pretendía la tradición liberal revolucionaria. Por el contrario, las instituciones políticas de cada nación son el fruto de su propia Historia, hunden sus raíces en la propia cultura de cada país. Según el conservadurismo, cualquier sistema político que no tenga en cuenta esa tradición histórica y cultural está condenado al fracaso. Cánovas adaptó el conservadurismo británico al caso español. Inspirándose en el modelo británico, que pese a ser la cuna del liberalismo político nunca ha necesitado una constitución escrita, desarrolló la idea de que, aparte de las constituciones escritas, existía en España una "constitución interna", un conjunto de tradiciones políticas no escritas pero que eran consustanciales a la historia y el carácter español. Esas tradiciones o principios políticos, a los que él llamaba "verdades madre", incluían la monarquía, los conceptos de libertad y propiedad, el catolicismo y la tradición del gobierno conjunto del Rey con las Cortes. En opinión de Cánovas el buen gobierno consistía en el equilibrio entre una constitución escrita de tipo liberal y aquellos principios no escritos con los que esta no debía entrar en contradicción.

El tercer principio fundamental de Cánovas era el pragmatismo o posibilismo canovista, también inspirado en el modelo británico. La idea era que ningún sistema político podía ser estable si cada fuerza política intentaba imponer por completo sus planteamientos. Era preciso llegar a acuerdos, a compromisos. En otras palabras, era preciso negociar y ceder, renunciando a algunos objetivos a cambio de conseguir lo fundamental.