En 1874 el modelo republicano se había agotado. El gobierno de orden presidido por el General Serrano, nacido de un pronunciamiento militar, no lograba encender el entusiasmo del republicanismo español, ya de por sí débil. Los republicanos estaban profundamente divididos entre sí. Se sumaba a ello la crisis económica, la mala situación de la Hacienda Pública y el mantenimiento de dos focos de guerra: la guerra de Cuba y la guerra carlista. Era el momento idóneo para los alfonsinos, que defendían la restauración de la dinastía borbónica en la persona del hijo de Isabel II, Alfonso. Para las clases acomodadas que deseaban orden era la única alternativa política que se les ofrecía.
1. La restauración de la monarquía borbónica (1875)
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| Antonio Cánovas del Castillo (1828-1897) Imagen en Biblioteca Nacional de España. Hemeroteca Digital. Licencia CC. |
La ocasión fue hábilmente aprovechada por el líder de los alfonsinos, Antonio Cánovas del Castillo. Cánovas era un político malagueño de gran formación intelectual y principios moderados. Había formado parte de la Unión Liberal de O'Donnell, redactando el Manifiesto de Manzanares durante la revolución de 1854. Posteriormente había ocupado varios ministerios durante el último período de Isabel II. Cánovas estaba preocupado por dar la mayor legitimidad posible a la restauración monárquica. Para ello su objetivo era restaurar la monarquía por medios pacíficos, consiguiendo su proclamación por las Cortes. Contaba para ello con una ventaja. Alfonso era un joven de apenas 17 años que se había criado lejos de España, concretamente en Inglaterra, cuna del sistema liberal. Por tanto, no tenía las enemistades de su madre, podía contarse con que tuviera una adecuada formación política y cualquier político podía confiar en que fuera fácilmente maleable.
Para dar a conocer al joven y dar legitimidad a su candidatura, Cánovas redactó para él el Manifiesto de Sandhurst, publicado el 1 de noviembre de 1874 desde la academia militar donde estudiaba. En este manifiesto Alfonso se presentaba como legítimo sucesor al trono, pero también como rey constitucional, convencido de la necesaria colaboración con las Cortes y del necesario equilibrio entre el respeto a la tradición y la adaptación a los tiempos. Se presentaba, asimismo, como un rey para todos los españoles, capaz de superar el enfrentamiento entre bandos políticos y clases sociales.
El manifiesto tuvo una buena acogida, pero la reacción no fue la que Cánovas deseaba. El 29 de diciembre de 1874 el general Martínez Campos se adelantó a los acontecimientos y mediante un pronunciamiento proclamó rey a Alfonso XII. De esa forma, la monarquía borbónica fue restaurada mediante un nuevo golpe de estado. Poco después Cánovas asumió la presidencia del gobierno. El 15 de enero de 1875 Alfonso XII realizaba su entrada triunfal en Madrid. Comenzaba así lo que sería un reinado corto, ya que Alfonso XII moriría de tuberculosis en 1885, con solo 27 años.
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| Alfonso XII junto a María Cristina de Habsburgo, su segunda esposa. con la que se casó en 1879 tras la inesperada muerte de su primera mujer, María Mercedes de Orleans. pocos meses después de su primer matrimonio en 1878. Alfonso XII moriría también muy joven, en 1885. Tocaría a María Cristina llevar el peso de la regencia hasta la mayoría de edad de su hijo, Alfonso XIII, en 1902. Imagen en Biblioteca Nacional de España. Hemeroteca Digital. Licencia CC. |
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