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5.1. El bando "nacional"

Franco durante la Guerra Civil
Franco fotografiado en 1937
Imagen en Biblioteca Nacional de España. Hemeroteca Digital. Licencia CC.

En los territorios dominados por los sublevados se impuso una dictadura militar que ejercía una estricta censura y procedió a una dura represión. El poder lo detentaba inicialmente la Junta Nacional de Defensa, con sede en Burgos, de la que Franco no era sino un miembro más. A partir de este momento se dan dos procesos relacionados.

Por un lado, se observa el ascenso de Franco al mando único. El general Sanjurjo, líder natural de la sublevación, murió en un accidente de avión mientras se dirigía desde Portugal a España. Por su parte, el general Goded fue capturado y ejecutado en la zona republicana. Quedaban básicamente dos contendientes por el mando supremo: Mola y Franco. Pero los modestos resultados militares de Mola en el 36 y los éxitos bélicos de las tropas de Franco hicieron que la Junta de Defensa acabara eligiendo a éste como mando supremo. El 1 de octubre de 1936 Franco era nombrado Jefe de Estado y Generalísimo, títulos que no abandonaría hasta 1975.

Mientras esto sucedía, se procedía a la abolición de la obra de la República. Se prohibieron los sindicatos y los partidos republicanos y obreros. Se abolió la reforma agraria. Se abolió igualmente la separación entre Iglesia y Estado. A cambio de recuperar su vieja preeminencia, la Iglesia católica se asoció al nuevo régimen, al que bendijo como una "cruzada nacional". De esa forma se daba una justificación a la vez nacionalista y religiosa de la sublevación. Ésta tendría por objetivo, según la Iglesia, defender los valores católicos, identificados con los valores nacionales. El adversario era tachado de esa forma como traidor a la patria y enemigo de la fe cristiana. De esta alianza entre el mensaje de Franco y el de la Iglesia saldría el término que definiría más tarde al régimen: el nacionalcatolicismo.

Franco realiza el saludo fascista
Franco realiza el saludo fascista en una conmemoración de la muerte de José Antonio Primo de Rivera en 1938. Durante ese período Franco hizo uso del discurso y símbolos fascistas de la Falange. En el extremo derecho de la fotografía aparece el falangista Ramón Serrano Suñer, cuñado de Franco (se le llamaba "el cuñadísimo") y uno de los hombres más poderoso del régimen durante sus primeros años.
Imagen en Biblioteca Nacional de España. Hemeroteca Digital. Licencia CC.

Todos los miembros de la sublevación tenían como elemento común la defensa del catolicismo y la oposición a la república progresista y el socialismo, pero no existía un proyecto político común para después de la victoria. Lo sublevados no eran un bloque desde el punto de vista ideológico. Había entre ellos defensores de las tesis fascistas y de la derecha radical, pero también monárquicos (carlistas o borbónicos), conservadores y representantes del catolicismo político. Algunos de los sublevados solo defendían una forma más conservadora de República, con un gobierno fuerte. Desde muy pronto Franco se dio cuenta de que era preciso crear un nuevo proyecto político capaz de aunar todas sus fuerzas y de que esto significaba la creación de un nuevo Estado.

Cartel de la Falange
Cartel de la Falange (autor: Carlos Sánez de Tejada. 1937)
Imagen del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Uso con fines educativos.

Los partidos de la derecha no republicana no fueron prohibidos inicialmente, pero perdieron toda influencia frente a los dos movimientos que dieron apoyo militar al levantamiento: el carlismo y la Falange. Para dotar a su nueva jefatura de un movimiento político capaz de movilizar a las masas en su favor, así como de acabar con los frecuentes conflictos entre los distintos grupos, Franco siguió la tradición fascista. El Decreto de Unificación (19 de abril de 1937) fundió en un solo movimiento a dos fuerzas tan distintas como la Falange y la Comunión Tradicionalista (los carlistas). El resultado fue la creación de la Falange Española Tradicionalista y de las JONS. Paralelamente se decretó la disolución de los restantes partidos aún existentes. Toda actividad política debería encauzarse en adelante en la FET y de las JONS, lo que pronto pasó a conocerse como el "Movimiento Nacional". Se había establecido el sistema totalitario de partido único. Otro decreto dio a Franco la Jefatura nacional de la FET y de las JONS. Poco después se ordenaba la integración en el ejército regular de las milicias carlistas y falangistas. La escasa resistencia surgida en el seno de ambos partidos ante una unión tan antinatural fue rápidamente reprimida de forma violenta.

El modelo de Estado resultante era un compromiso entre un autoritarismo militar conservador en el fondo y un Estado totalitario de corte fascista en las formas. La política social se definió en términos falangistas, quienes, como representantes españoles del fascismo, se atribuían una especial preocupación por el problema obrero (de hecho se consideraban nacionalsindicalistas, se llamaban entre sí por el término socialista de "camarada" y lucían en su bandera los mismos colores -rojo y negro- que el anarquismo). De esa forma, en marzo de 1938 se promulgó el Fuero del Trabajo, que establecía, sobre la base de la Carta di Lavoro italiana, los principios del sindicalismo vertical, es decir, un modelo de organización del trabajo que une a los representantes de obreros y empresarios en una única organización controlada por el Estado.

El proceso de institucionalización del poder de Franco culminó el 30 de enero de 1938, con el establecimiento de su primer gobierno, presidido por él mismo. Franco seguiría presidiendo los gobiernos hasta los años finales de su dictadura, cuando volvió a separar la presidencia del gobierno, en manos de un colaborador, de la jefatura del Estado, que siempre controló.

Primer gobierno de Franco
El primer gobierno de Franco en 1938. Dominaban el gobierno militares y falangistas.
Imagen en Biblioteca Nacional de España. Hemeroteca Digital. Licencia CC.