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3. La dimensión internacional de la Guerra Civil

Aviación en la Guerra Civil
Aviación republicana en el Frente de Aragón. La Guerra Civil anticipó a la II Guerra Mundial en innovaciones tácticas como el uso masivo de la aviación.
Imagen de Arxiu Nacional de Catalunya en Europeana. Licencia CC.

Para explicar la Guerra Civil no basta con centrar la perspectiva en España. La Guerra Civil fue una guerra de dimensión internacional. Europa estaba en aquellos momentos sumida en unas tensiones enormes. Por un lado, los fascismo emergentes mostraban una actitud cada vez más agresiva, siendo la Alemania de Hitler el ejemplo más extremo. Por el otro, la Unión Soviética (URSS) de Stalin trataba de frenar como fuera a los fascismos, pactando con las democracias liberales si ello era necesario. Pero en realidad también tenía ambiciones territoriales en el este de Europa y su objetivo último era sustituir las democracias por regímenes soviéticos. Los países liberales, como Francia o Reino Unido, se encontraban atenazados entre el miedo a Hitler y el miedo a Stalin y habían preferido hasta el momento ceder a las exigencias territoriales de Hitler a cambio de convertirlo en una barrera fuerte frente a la Unión Soviética. Es lo que se llama la "política de apaciguamiento". Este tenso clima europeo, que pronto acabaría desembocando en II Guerra Mundial (1939-1945), explica que ambos bandos de la guerra española recibieran ayuda internacional. Sin ella, ninguno de los dos bandos habría tenido recursos para una guerra tan larga e intensa. De hecho, la Guerra Civil se convirtió en el laboratorio de ensayo de muchas de las tácticas que después se aplicarían en la II Guerra Mundial.

Europa en 1937
Modificación propia de mapa de IEG-Maps. Licencia CC.
Brigadas internacionales
El Batallón Garibaldi
Este cuerpo de las Brigadas Internacionales formado por italianos enemigos del fascismo es una buena muestra de la complejidad internacional de la Guerra Civil.
Imagen del PCE en Europeana. Licencia CC.

Ante la guerra, la respuesta oficial internacional consistió en la constitución del Comité de No intervención, cuyo objetivo era impedir la intervención de las potencias europeas en la guerra española. Para ello estableció un bloqueo, garantizado por la vigilancia de los accesos a España por parte de las potencias firmantes. Pero los resultados no fueron los perseguidos. Mientras Francia y Gran Bretaña mantenían un bloqueo neutral, Alemania e Italia utilizaron el bloqueo en favor del bando "nacional", nombre que se dieron a sí mismos los sublevados.

Insignias fascistas
Insignias fascistas y nazis capturadas al ejército "nacional"
Imagen de Arxiu Nacional de Catalunya en Europeana. Licencia CC.

Pese a este teórico bloqueo, algunos estados intervinieron directamente en las operaciones militares. La España franquista recibió la ayuda de la Alemania nacionalsocialista y de la Italia fascista, más la cooperación logística del Portugal de Salazar, una dictadura militar. Alemania e Italia proporcionaron tropas, armamento y ayuda económica. La España republicana recibió hasta finales de 1936 armamento de la Francia socialista, pero después ésta decidió cerrar las fronteras y declararse neutral. Su mayor apoyo lo recibió de la URSS, que le suministró armamento pesado, alimentos, asesores militares y ayuda económica. No obstante, el bloqueo hizo cada vez más difícil la llegada de esta ayuda. Además, el apoyo soviético debilitó al gobierno republicano frente a los partidos obreros y contribuyó a quitar a la República el apoyo de las potencias liberales, que temían una revolución comunista en España. Otros países como México proporcionaron a España una ayuda menor. Aparte de estos apoyos a escala estatal, la España republicana recibió la ayuda de un gran número de combatientes extranjeros voluntarios, casi todos comunistas, que formaron las Brigadas internacionales. En conjunto, la intervención internacional en la guerra acabó perjudicando al bando republicano e incrementando artificialmente la duración e intensidad de la guerra.