4.1. Arte e Islam

El Estado musulmán, aun procediendo de tribus nómadas del desierto, conservó la tradición grecorromana y oriental de la ciudad como núcleo de poder, lugar de reunión de la comunidad musulmana y centro económico. Por esa razón, la ciudad es el marco en el que florece el arte musulmán. La ciudad musulmana clásica se caracteriza por sus calles estrechas e irregulares, su división en barrios o arrabales en torno un centro amurallado (la medina) y sus avanzadas infraestructuras de abastecimiento de agua y alcantarillado.

La Córdoba califal se convirtió en la ciudad más grande de toda Europa, un asombro para quienes la visitaban desde la Europa cristiana. Tenía unos 100.000 habitantes, distribuidos entre la medina y sus numerosos arrabales. Se dice que había en ella más de seiscientos baños públicos. Imagen de Salvatorecoco en Wikimedia Commons. Licencia CC.	Sala templada de los baños árabes de Jaén (s. XI). Los baños árabes son una adaptación de las termas romanas. Imagen de J.L. Filpo Cabana en Wikimedia Commons. Licencia CC.

Dos edificios dentro de la ciudad tienen una especial importancia para el arte musulmán: la mezquita y el palacio.

La mezquita es el lugar en el que los musulmanes se reúnen en comunidad para rezar. La principal ocasión para ello es la oración de los viernes, que es el día sagrado del Islam. El modelo arquitectónico de las mezquitas se inspira en el oratorio de la casa de Mahoma en Medina, que consistía en una sala cubierta precedida de un patio.

La mezquita tiene planta axial, habitualmente de forma rectangular. En principio su eje longitudinal debe estar orientado a La Meca, ya que los musulmanes rezan en esa dirección. Sin embargo las mezquitas andalusíes suelen mirar más hacia el sur o sudeste. Consta de las siguientes partes:

Esquema de una mezquita. Imagen de José Alberto Bermúdez en Banco de imágenes y sonidos de intef (modificada). Licencia CC.	Gran mezquita de Kairuán (Túnez) Imagen de Momin Bannani en Flickr (detalle). Licencia CC.

1. El alminar o minarete, que es una torre desde la cual el muecín llama a los musulmanes a la oración. Suele estar situado en el muro de acceso a la mezquita.
2. El patio (sahn), habitualmente porticado, que da acceso a la sala de oración. En él se realizan las abluciones o lavados rituales que preceden a la oración. Para ello hay una fuente de abluciones.
3. Tras el patio se accede a la sala de oración (haram). Se trata de una sala cubierta, dispuesta en naves longitudinales y crujías transversales. Allí es donde se reúnen los musulmanes para el rezo, por lo que el objetivo prioritario es que la sala sea espaciosa. Dentro de ella podemos distinguir varios elementos principales:
   • La qibla es el muro que cierra la sala de oración por la cabecera de la mezquita. Sirve para marcar la dirección a La Meca y por tanto el lugar hacia el que se debe rezar.
   • El mihrab es un nicho o una habitación situada en el muro de la qibla, normalmente en su centro. Es la parte más sagrada de la mezquita.
   • El mimbar es un púlpito desde el que el imán dirige la oración y pronuncia los sermones.
   • La maqsura es un recinto reservado a las autoridades.

   Sala de oración o haram de la mezquita de Almonaster la Real (Huelva) (s. IX-X). Al fondo, muro de la qibla y mihrab. Imagen de J.L. Filpo Cabana en Wikimedia Commons. Licencia CC.

	Alcazaba de Almería Imagen de Jebulon en Wikimedia Commons. Dominio público.

El palacio es la sede de las principales autoridades musulmanas. Llega a agrupar tres funciones distintas:

• Es una fortaleza (alcázar) o ciudadela fortificada (alcazaba), diseñada para la defensa.
• Es una residencia de lujo, concebida para lograr una elevada calidad de vida e impresionar a los visitantes.
• Es una ciudad palatina, es decir, un barrio residencial en el que no solo habitan los soldados de la guarnición, sino otros muchos habitantes que de una forma u otra sirven al gobernador, emir o califa (funcionarios, artesanos, comerciantes...).

El palacio es el mejor exponente de una de las mayores aportaciones del arte islámico: la integración de arquitectura y paisaje. Los edificios se rodean de jardines y huertas, en los que el agua se convierte en protagonista. Las técnicas de abastecimiento y conducción de agua desarrolladas gracias al regadío se ponen al servicio de una estética que goza con la vegetación y la presencia del agua. La cultura musulmana se convierte así en una auténtica civilización del agua. Pero lo más interesante es que el jardín no se limita a rodear al edificio. Los espacios edificados y ajardinados se combinan de tal modo que el jardín domina la perspectiva que se observa desde el interior de los espacios construidos y el murmullo del agua se deja sentir en ellos.

Un elemento central del arte musulmán es el aniconismo, es decir, la tendencia a evitar las representaciones figurativas. El origen del aniconismo musulmán es religioso. La prohibición de representar a Alá y de adorar a los ídolos eliminó toda representación figurativa en las mezquitas, no solo la del propio Alá. Una parte del Islam también encontraba dificultad en representar a Mahoma, que cuando aparece suele hacerlo sin rostro. Este precepto religioso no prohibía representar imágenes humanas o animales en contextos profanos, o sea, no religiosos. Pero provocó el desarrollo de un rico lenguaje decorativo que tiende a la abstracción y que acabó trasmitiéndose al arte profano (palacios, etc). En otras palabras, la decoración desarrollada en el arte sagrado por efecto de una prohibición religiosa se extendió al arte no religioso por una cuestión de gusto.

De esa forma, en el arte musulmán es especialmente importante estudiar la decoración. La decoración musulmana tiende a llenar todo el espacio disponible (es lo que se llama horror vacui, "horror al vacío"), disponiéndose en paneles cuadrangulares y en pisos superpuestos. Los principales motivos decorativos son los siguientes:

• Decoración geométrica o lacería: forma motivos geométricos, habitualmente figuras poligonales entrelazadas mediante lazos o bandas en ángulos que crean patrones repetitivos.
• Decoración vegetal, ataurique o arabesco: se basa en la combinación de formas vegetales muy estilizadas, es decir, representadas de forma muy abstracta y poco naturalista, con un predominio de las formas curvas.
• Decoración epigráfica: consiste en el uso decorativo de inscripciones en árabe. Las inscripciones son a menudo suras o pasajes del Corán, pero también son frecuentes las inscripciones honoríficas e incluso los poemas.
• Paño de Sebka: es un panel decorado por líneas diagonales en relieve que se entrelazan formando rombos. Estas líneas pueden ser rectas o una combinación de tramos curvos y rectos. Es típico del arte almohade.
• Mocárabe: Es un motivo decorativo formado por la combinación de prismas acoplados que cuelgan hacia el suelo y cuyo extremo inferior se corta en forma de superficie cóncava. De esa forma crea un diseño que recuerda a estalactitas. Se usa para decorar bóvedas, arcos, pechinas, cornisas, capiteles,etc. Es típico del arte nazarí.

Decoración geométrica

Decoración geométrica en los azulejos de la Alhambra (Granada). Imagen de Roberto Venturini en Flickr. Licencia CC.

Ataurique

Ataurique en las yeserías de la Alhambra (Granada). Imagen de Schluchtenbummler en Wikimedia Commons. Licencia CC.

Decoración epigráfica

Decoración epigráfica en las yeserías del Patio de los Arrayanes de la Alhambra (Granada). Imagen de Roberto Chamoso G en Wikimedia Commons. Licencia CC.

Paño de Sebka

Paño de Sebka en la Giralda de Sevilla. Imagen de Jose Luis Filpo Cabana en Wikimedia Commons (detalle). Licencia CC.

Mocárabe

Detalle de mocárabe en un arco de la Alhambra (Granada). Imagen de caciaca en Pixabay. Dominio público.

La arquitectura musulmana empleó diversos materiales. Hacía uso de la piedra, pero sobre todo se caracterizaba por el dominio del ladrillo. En los elementos decorativos destacan tres tipos de materiales:

• El azulejo, es decir, la combinación de piezas de cerámica vidriada, se empleó sobre todo en los plintos de los muros.
• El yeso fue utilizado para realizar yeserías, es decir ornamentaciones mediante relieves en yeso, generalmente policromados. También se empleaba para realizar los mocárabes.
• La madera se empleó mucho en los techos, especialmente en forma de artesonado, que es un techo de madera decorado con las formas geométricas resultantes del entrelazamiento de vigas y otros elementos menores.

Azulejo

Detalle de azulejo de la Alhambra (Granada) Imagen de Nachtwolf en Pixabay (detalle). Dominio público.

Yesería

Yesería en el mirador de Lindaraja, en la Alhambra de Granada. Puedes observar en ella una combinación de los principales motivos decorativos del arte islámico. Imagen de en Wikimedia Commons. Licencia CC.

Artesonado

Artesonado en la Alhambra (Granada). Imagen de Sharon Mollerus en Flickr. Licencia CC.

Los musulmanes reutilizaron con frecuencia los capiteles clásicos y bizantinos. A partir de ellos crearon nuevos tipos de capiteles mediante la abstracción geométrica de las formas clásicas originales. Los tipos más frecuentes de capitel musulmán son los siguientes:

• Capitel de avispero: Es una versión esquematizada del capitel corintio, cuya superficie es taladrada mediante el trépano hasta dar la impresión de un avispero. Es típico del arte califal.
• Capitel encintado: Es un capitel con hojas de acanto y volutas esquematizadas, bajo las que corre una banda o cinta ondulada. Es típico del arte almohade.
• Capitel de mocárabes y capitel de autaurique: Son capiteles con una parte superior gruesa, decorados respectivamente por mocárabes y atauriques,. Están colocados sobre fustes finos y anillados. Son propios del arte nazarí.

Capitel de avispero

Capitel de avispero califal en Medina Azahara (Córdoba) (s. X) Imagen de Ángel M. Felicísimo en Wikimedia Commons. Licencia CC.

Capitel encintado

Capitel encintado almohade (s. XII) en la puerta del Patio de Banderas (Sevilla). Imagen de José Luis Filpo Cabana en Wikimedia Commons. Licencia CC.

Capitel de ataurique

Capitel de ataurique en la Sala de los Abencerrajes de la Alhambra (Granada) (s. XIV) Imagen de Jebulon en Wikimedia Commons. Dominio público.

cuatro

Capitel de mocárabes en el Patio de los Arrayanes de la Alhambra (Granada) (s. XIV) Imagen de J.L. Filpo Cabana en Wikimedia Commons (detalle). Licencia CC.

Con respecto a los arcos, los musulmanes desarrollaron formas mucho más originales. Las más importantes son las siguientes:

• Arco de herradura: es un arco trazado a partir de un arco de circunferencia superior a la semicircunferencia (o sea, de más de 180º). Se usaba ya en el arte visigodo, pero los musulmanes lo van a convertir en un elemento característico de su arte. El arco de herradura musulmán está más cerrado o peraltado (la altura de la parte del arco que sobrepasa de los 180º se le llama peralte) que el visigodo, concretamente se prolonga por debajo de la circunferencia hasta más o menos la mitad del radio. Las dovelas que decoran el espacio entre el intradós y el extradós suelen alternar distintos diseños geométricos o colores. Además, se forman a partir de radios que surgen, no del centro de la circunferencia, sino del centro de la línea de impostas. Dentro del arco de herradura musulmán hay que distinguir por su importancia el arte de herradura califal, caracterizado porque el extradós se traza a partir de un centro de circunferencia que está por encima del centro del arco, lo que hace que las dovelas sean más anchas a medida que nos acercamos a la clave del arco.
• Arco de herradura apuntado: es un arco de herradura que no se forma a partir de un solo centro de circunferencia, sino de dos, lo que hace que el arco acabe en punta.
• Arco polilobulado: es un arco cuyo perfil está horadado por sucesivos arcos de circunferencia, a los que se llama lóbulos. Ese perfil puede ser el de un arco de medio punto, un arco apuntado o simplemente un triángulo.
• Arco peraltado: es un arco formado por media circunferencia y un peralte recto que enlaza el final de la semicircunferencia con las impostas. Es típico del arte nazarí.

Los arcos musulmanes suelen estar delimitados por un recuadro o alfiz, que delimita las enjutas o albanegas. Los musulmanes también usaron frecuentemente las combinaciones de arcos, como las arquerías, los arcos entrecruzados y los arcos superpuestos.

Arco de herradura visigodo

Arco de herradura en la portada de la iglesia visigoda de San Juan de Baños (Baños de Cerrato, Palencia) (s. VII) Imagen de Roinpa en Wikimedia Commons. Licencia CC.

Arco de herradura emiral

Arco de herradura en la Puerta de San Esteban de la Mezquita de Córdoba (s. VIII-IX) Imagen de José Luis Filpo en Wikimedia Commons (detalle). Licencia CC.

Arco de herradura califal

Arco de herradura en la Puerta de San Ildefonso de la Mezquita de Córdoba (s. X) Imagen de CEphoto, Uwe Aranas en Wikimedia Commons (detalle). Licencia CC.

Arco de herradura apuntado

Arco de herradura apuntado en la Puerta del Vino de la Alhambra (Granada) (s. XIII-XIV) Imagen de J.L. Bernardes Ribeiro en Wikimedia Commons. Licencia CC.

Arco polilobulado

Arco polilobulado en la Aljafería de Zaragoza (s. XI). Imagen de Miguel Rubira García en Flickr (detalle). Licencia CC.

Arco peraltado

Arco peraltado en la Alhambra (Granada) (s. XIV) Imagen de Heribert Bechen en Flickr (detalle). Licencia CC.

Arcos entrecruzados o entrelazados

Arcos de herradura entrecruzados en la fachada de la Mezquita de Córdoba (s. X). Imagen de Napoleon Vier en Wikimedia Commons. Licencia CC.

El arte islámico emplea muchos elementos sustentados que ya hemos visto en otros estilos anteriores, como la techumbre plana o la bóveda. Aparte del artesonado, los elementos sustentados más característicos de la arquitectura musulmana son los siguientes:

• Cúpula gallonada: Es una cúpula cuyo perfil se parece al de gajos de naranja.
• Cúpula o bóveda nervada: Es una cúpula o bóveda sostenida o decorada por nervios que se entrelazan, pero que no se cruzan en el centro.

Bóveda nervada

Bóveda occidental de la maqsura de la Mezquita de Córdoba (s. X) Imagen de Manuel de Corselas en Wikimedia Commons. Licencia CC.

Bóveda nervada con cúpula gallonada en su centro

Bóveda central de la maqsura de la Mezquita de Córdoba (s. X). La decoración en mosaico se debe a artistas bizantinos que trabajaron para el califa. Imagen de Manuel de Corselas en Wikimedia Commons. Licencia CC.