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3. Los movimientos migratorios

La migración es fundamental para entender una población, no solo porque incrementa o reduce sus efectivos, sino porque modifica su estructura por edades, su estructura social y su estructura cultural. A este respecto, la Historia de la España contemporánea se divide claramente en dos fases: hasta el final de la transición demográfica España fue un país de emigrantes; desde la década de 1990 se convirtió en un país de inmigración, si bien la última gran crisis económica ha matizado esta tendencia.

Para profundizar

¿Cuándo un movimiento de población es migración?

Recordarás que al comienzo del tema afirmamos que una migración es todo desplazamiento de población entre distintos territorios (sea dentro de un país o entre países diferentes) que tenga por objetivo un cambio de residencia más o menos prolongado. Si te fijas es una definición un poco genérica que se basa en la voluntad de permanencia del protagonista de la migración. Pero a la hora de hacer estadísticas es preciso precisar un poco más esta definición, aunque distintos organismos puedan hacerlo de forma diferente.

El Instituto Nacional de Estadística, de acuerdo con la normativa de la Unión Europea, delimita los conceptos de emigración e inmigración de la siguiente forma:

  • Inmigración: acción por la cual una persona fija su residencia habitual en un territorio por un periodo que es, o se espera que sea, de al menos doce meses, habiendo sido previamente residente habitual de otro territorio distinto.
  • Emigración: acción por la cual una persona, que habiendo sido previamente residente habitual de un territorio, deja de tener su residencia habitual en el mismo por un periodo que es, o se espera que sea, de al menos doce meses.

Para definir con precisión qué debemos entender por residencia habitual, establece que es:

el lugar donde una persona normalmente pasa los  periodos  diarios  de  descanso,  sin  tener  en  cuenta  las  ausencias  temporales  por viajes de ocio, vacaciones, visitas a familiares y amigos, negocios, tratamiento médico o peregrinación religiosa. No obstante, se ha de puntualizar que sólo se considerarán residentes habituales en una circunscripción territorial:

  • Aquellos  que,  según  la  definición  anterior,  hubieran  residido  habitualmente  en  la misma por un periodo continuado de al menos doce meses.
  • Aquellos que, según la definición anterior, hubieran establecido su residencia habitual en la misma hace menos de doce meses pero tuvieran intención de permanecer en ella al menos un año.

3.1. Los movimientos migratorios de la transición demográfica

Durante la transición demográfica, la industrialización, la urbanización y la presión demográfica convirtieron a la migración en un fenómeno muy importante. Estas emigraciones estuvieron protagonizadas por los habitantes de las zonas rurales más pobres, como Galicia, Asturias, el interior peninsular, la Andalucía oriental y Canarias. Predominaban entre los emigrantes varones jóvenes con poca cualificación.

Entre las migraciones interiores fueron muy importantes las migraciones estacionales y temporales, vinculadas a labores agrarias y a ocupaciones urbanas como la construcción. Pero el movimiento más importante fue el éxodo rural, es decir, la emigración permanente o de larga duración de población rural hacia los centros urbanos, especialmente aquellos situados en las áreas industriales más dinámicas (Cataluña, País Vasco, Madrid...) y, desde los años 60, en las áreas turísticas (costa e islas). El fenómeno fue consecuencia del inicio de la industrialización, que generó un aumento de la demanda de mano de obra en las ciudades y un descenso en el campo, dado el aumento de la productividad agraria. Significó un trasvase de mano de obra desde el sector primario a los sectores secundario y terciario.

Entre las migraciones exteriores destacan dos grandes fenómenos. El primero es la emigración transoceánica, que estuvo orientada fundamentalmente hacia Iberoamérica, en particular a Argentina, Cuba, Brasil y Venezuela. Fue un fenómeno muy importante desde la segunda mitad del siglo XIX hasta la década de 1960. Desde entonces la recuperación económica española, la entrada en crisis de Iberoamérica y el mayor atractivo de Europa como destino de la emigración produjo el declive de la emigración transoceánica y el retorno de muchos emigrantes.

En segundo lugar está la emigración a Europa. Desde la segunda mitad del siglo XIX hubo una importante migración a Francia, vinculada sobre todo a las actividades agrarias estacionales. Pero el auge de la emigración a Europa se produjo entre finales de la década de 1950 y comienzos de la de 1970, por efecto de la fuerte demanda de mano de obra en Europa, la mayor apertura de España al exterior, sus excedentes de población agraria y el aumento del paro causado por el Plan de Estabilización de Franco. Los destinos preferentes fueron Francia, Alemania y Suiza. El desarrollo económico español a partir de 1964 y la crisis económica internacional a partir de 1973 hicieron descender esta emigración e incrementarse los retornos de emigrantes.

Todas estas migraciones exteriores sufrieron la influencia de los grandes acontecimientos políticos que marcaron a España y el mundo en el siglo XX. Así, las dos guerras mundiales, la Guerra Civil y el cierre de España al exterior durante la posguerra dificultaron las migraciones, si bien la Guerra Civil y la posguerra generaron también un tipo particular de migración forzosa: el exilio político de numerosos republicanos.

Los movimientos migratorios tradicionales han tenido tanto consecuencias positivas como negativas.

  • Desde el lado positivo corrigieron la presión demográfica sobre la economía (especialmente en forma de paro) y permitieron la llegada de divisas (moneda fuerte y aceptada internacionalmente, como hoy son el dolar y el euro) a un país empobrecido.
  • Desde el lado negativo, acentuaron los desequilibrios demográficos, provocando el vaciamiento poblacional y el envejecimiento de las zonas con saldo migratorio negativo, especialmente las zonas rurales del interior. A ello debe sumarse el desarraigo y dificultades de integración que sufrieron los emigrantes.
Porcentaje de extranjeros
Imagen de elaboración propia a partir de base cartográfica del IGN y datos del INE.

3.2. La dinámica migratoria actual

Los movimientos migratorios actuales tienen características muy diferentes a los tradicionales. Las migraciones interiores actuales son movimientos protagonizados por población urbana. Se mantienen los grandes destinos interautonómicos, especialmente Madrid, la costa mediterránea, el eje del Ebro y las islas. Pero sobre estos grandes destinos localizados, predominan movimientos de menor radio y mayor diversidad direccional. Los municipios medianos comienzan a mostrar mayor capacidad de atracción que los grandes núcleos urbanos, cuya saturación demográfica genera problemas como el elevado precio de la vivienda, el colapso del tráfico, el estrés, etc. Destacan varios tipos de migración interior:

  • Las migraciones residenciales, que solo afectan a la residencia pero no al lugar de trabajo.
  • Las migraciones laborales, vinculadas a la movilidad del puesto de trabajo.
  • El retorno rural, por el que los antiguos protagonistas del éxodo rural o sus descendientes retornan a los pueblos.
  • Próximos a las migraciones sin llegar a serlo, tenemos los movimientos habituales, que son desplazamientos breves y cíclicos que no implican cambio de residencia principal, como los movimientos pendulares, originados por el desplazamiento diario entre dos localidades por motivos de trabajo, o los movimientos de ocio.

Son varias las consecuencias de estas migraciones interiores. Podemos destacar entre ellas el envejecimiento de los centros urbanos, el crecimiento desmesurado de las áreas suburbanas, la reactivación de algunas zonas rurales, la creciente asimilación social y demográfica entre las zonas rurales y urbanas, la aparición de nuevos desequilibrios demográficos territoriales o los problemas de circulación.

Los cambios experimentados por las migraciones exteriores son aún más drásticos. La emigración internacional de españoles se vincula más a la movilidad propia de un mundo globalizado que a la dinámica de un país empobrecido, como había ocurrido anteriormente. La emigración está ahora protagonizada sobre todo por profesionales cualificados que buscan mejorar sus oportunidades laborales. Este tipo de migración, que en si misma es positiva, incluye un aspecto negativo, que es la fuga de cerebros, es decir, la pérdida de talentos en cuya formación ha invertido nuestro país. También es muy importante la emigración temporal para formación.

Por otra parte, la inmigración internacional se ha convertido en un fenómeno masivo en las últimas décadas. El fenómeno ha sido reciente e intenso. En el 2002 menos del 6 % de la población residente en España había nacido en el extranjero; en 2019 casi el 14 %. Como resultado, el saldo migratorio con el extranjero ha pasado de ser negativo a positivo. La tendencia se invirtió temporalmente entre 2010 y 2015 por efecto de la crisis económica, pero en los últimos años el saldo ha vuelto a ser positivo.

La procedencia de esta inmigración es diversa:

  • El origen más importante es Iberoamérica, dada su proximidad lingüística y cultural.
  • Sigue en importancia la Unión Europea, dadas las facilidades que ofrece a los movimientos migratorios en su interior. Dentro de ella destacan los inmigrantes laborales de países menos desarrollados que España, como Rumanía, y los inmigrantes residenciales, especialmente jubilados, procedentes de países ricos como Alemania.
  • La proximidad geográfica y las conexiones culturales explican la abundante presencia de inmigrantes del Magreb, especialmente de Marruecos.
  • Encontramos, asimismo, una importante presencia de inmigrantes de China, que se explica por la magnitud de esta población y su arraigada tradición emigrante.
  • Otras procedencias de importancia son los países europeos no integrados en la Unión Europea, el África subsahariana, el resto de Asia y Norteamérica. Entre los inmigrantes asiáticos y africanos hay que incluir los refugiados de conflictos políticos, cuyo número se ha incrementado trágicamente en los últimos años.

Entre los inmigrantes extracomunitarios el perfil más frecuente es el de jóvenes, habitualmente con baja cualificación, que emigran por motivos económicos. No obstante, también entre ellos se da una inmigración de elevado nivel de cualificación, así como inmigración residencial.

Las comunidades que más inmigrantes exteriores reciben actualmente son Madrid, Cataluña, Canarias y Baleares. En general, los inmigrantes son atraídos hacia las áreas con economías más dinámicas, especialmente los grandes núcleos industriales, los turísticos y las zonas con un sector agrícola muy especializado. El efecto llamada entre inmigrantes del mismo origen también es importante, una vez que se da la condición anterior.

Las consecuencias de la inmigración exterior han sido muy importantes:

  • Ha conseguido reducir el envejecimiento de la población.
  • Ha proporcionado una amplia mano de obra barata en trabajos no cualificados y no ambicionados por los nacidos en España.
  • Las cotizaciones de los trabajadores inmigrantes han contribuido a mantener el sistema de pensiones.
  • Ha incrementado la riqueza y diversidad cultural de España. Sin embargo, también ha generado tensiones sociales y culturales que han desembocado en actitudes de xenofobia, así como problemas de integración.