3.3. Las vertientes y cuencas hidrográficas españolas

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Como ya hemos visto, el relieve hace que el agua caída de las precipitaciones tienda a confluir hacia la zona a la que le resulta más fácil descender, en la que surge el cauce de un río o de un lago. Una cuenca hidrográfica es el territorio cuyas aguas vierten a un río o a sus afluentes. Está separada de otras cuencas hidrográficas por relieves elevados, cuyas cumbres forman la divisoria de aguas. Una vertiente hidrográfica es el conjunto de cuencas cuyas aguas vierten a un mismo mar. El conjunto de cuencas y vertientes configura la red hidrográfica de un territorio. A efectos administrativos y geográficos, es frecuente unir las cuencas fluviales más pequeñas en unidades mayores, a las que convencionalmente llamamos cuencas sin que lo sean en sentido estricto. En lo que sigue se citarán las cuencas según su división administrativa.

3.3.1. La vertiente cantábrica

La vertiente cantábrica ocupa la estrecha franja de tierra situada entre la divisoria de aguas cantábrica y el mar cantábrico. Sus ríos son numerosos, cortos, de mucha pendiente, caudalosos (en términos de caudal relativo) y regulares, dado el régimen de precipitaciones oceánico y el predominio del régimen pluvial. La abundante vegetación limita el poder erosivo de estos ríos, que de otro modo sería muy grande.

Administrativamente la vertiente cantábrica se integra en una sola cuenca, la cuenca norte, recientemente rebautizada cuenca del Cantábrico, que en realidad abarca un gran número de pequeñas cuencas entre las que sobresalen, de oeste a este, las de los ríos Eo, Navia, Nalón (con su afluente el Narcea) y Nervión. Dentro de esta demarcación, los ríos cuyas cuencas transcurren exclusivamente por territorio vasco forman una unidad administrativa: las cuencas internas del País Vasco.

3.3.2. La vertiente atlántica

Es la vertiente más extensa de la Península, abarcando toda la Meseta Central más la depresión del Guadalquivir y Galicia. La forman ríos largos y de poca pendiente, cuyas cabeceras nacen en su mayoría en los relieves de los rebordes orientales de la Meseta. Los ríos discurren a veces encajados entre los duros materiales paleozoicos de la Meseta. Su régimen es irregular por efecto del clima mediterráneo, especialmente a medida que se avanza hacia el sur. También el caudal relativo disminuye hacia el sur por la misma razón.

La integran las siguientes cuencas hidrográficas:

• Cuenca Norte Atlántica: Agrupa los ríos gallegos, en su mayoría muy similares a los de la cuenca norte cantábrica dado el predominio del clima oceánico. Destaca por sus mayores dimensiones el Miño y su principal afluente, el Sil. En los últimos años se ha dividido en dos demarcaciones: por un lado la cuenca del Miño-Sil y por otro la cuenca de Galicia-Costa, que incluye las restantes cuencas gallegas (Tambre, Ullla...).
• Duero.
• Tajo.
• Guadiana: Hasta hace pocos años se incluían en ella también las cuencas andaluzas más occidentales.
• Guadalquivir: incluye algunas cuencas menores de la Andalucía Atlántica.
• Desde el año 2006 la cuenca atlántica andaluza agrupa las cuencas de la provincia de Huelva antes integradas en la cuenca hidrográfica del Guadiana, especialmente el Tinto y el Odiel, así como las cuencas gaditanas antes integradas en la del Guadalquivir, como el Guadalete y el Barbate.

3.3.3. La vertiente mediterránea

Ocupa una superficie intermedia entre las de las vertientes anteriores. Se trata de un espacio muy desigual, que se limita a una estrecha franja costera entre el Sistema Penibético y la costa andaluza pero llega a ampliarse hasta las proximidades del Cantábrico en la cuenca del Ebro. Sus ríos son generalmente cortos a excepción del Ebro, que es el único de los grandes ríos españoles que no desemboca en el Atlántico. Dado el predominio del régimen climático de fachada mediterránea, son ríos abarrancados, de régimen muy irregular, con marcadísimos estiajes. Son poco caudalosos pero muy erosivos, con gran abundancia de torrentes cuyas avenidas pueden ser desastrosas bajo condiciones climáticas como la de la gota fría. El Ebro representa de nuevo una excepción por su mayor caudal y regularidad, dado que se alimenta de numerosos afluentes de régimen fluvial mixto, procedentes de los Pirineos y el sistema Ibérico.

En la vertiente mediterránea se dan las siguientes cuencas hidrográficas:

• Sur o Cuenca mediterránea andaluza: incluye los pequeños ríos de la costa mediterránea andaluza, la mayoría de ellos estacionales. Cabe destacar entre ellos el Guadalhorce, Andarax y Almanzora. Desde el 2005 su nombre oficial es Cuenca mediterránea andaluza.
• Segura.
• Júcar: incluye otras cuencas menores entre las que destaca la del Turia.
• Ebro.
• Pirineo Oriental: la conforman los pequeños ríos catalanes que nacen en el Pirinero, especialmente el Ter y el Llobregat. En los últimos años ha cambiado el nombre a Cuencas internas de Cataluña.

3.4. Las islas.

En Baleares y Canarias no hay ríos propiamente dichos, sólo arroyos, en su mayoría estacionales, que se alimentan de manantiales procedentes de los acuíferos.

En las Islas Canarias la mayoría del agua procede de acuíferos que afloran en manantiales, como estos Nacientes de Marcos y Cordero en la isla de la Palma, cuyas aguas son canalizadas para su aprovechamiento. Imagen de Lobo Estepario en Flickr. Licencia CC.