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2.3. El Directorio Civil (1925-1929)

Dado el prestigio alcanzado por la victoria de Alhucemas, Primo de Rivera decidió no retirarse. La idea de una dictadura transitoria dio paso al proyecto de formar un nuevo modelo de Estado, influido por el fascismo italiano de Mussolini. Para ello incluyó ministros civiles en el gobierno, ministros próximos a la derecha autoritaria pero que tenían también un importante perfil técnico (tecnócratas). Entre ellos destacan José Calvo Sotelo, Ministro de Hacienda, y Rafael Benjumea, conde de Guadalhorce, que fue Ministro de Fomento.

Directorio Civil
El Directorio Civil recién nombrado en 1925. Primo de Rivera aparece en el centro. El tercero por la izquierda es el ministro Calvo Sotelo que, aparte de por su gestión como tal, es trágicamente célebre porque su asesinato en 1936 sería el detonante de la Guerra Civil.
Imagen en Wikimedia Commons. Dominio público.

Para institucionalizar el nuevo régimen, Primo de Rivera utilizó como instrumento un partido único, la Unión Patriótica, de inspiración fascista, que había creado en 1924. La presentaba como una asociación de "hombres de buena voluntad" opuesta a los partidos políticos tradicionales. No obstante, el partido acabó resultando poco coherente y útil, en primer lugar porque se convirtió rápidamente en un refugio para todo tipo de oportunistas, en segundo lugar porque el propio Primo de Rivera nunca tuvo muy claro qué función asignarle al partido, ni confió demasiado en él como para darle auténticas responsabilidades.

En 1927 el dictador convocó una asamblea consultiva, la Asamblea Nacional, compuesta por miembros de la Unión Patriótica y representantes de corporaciones (Iglesia, ayuntamientos, universidades, asociaciones profesionales...). Su objetivo era elaborar una nueva constitución, que nunca llegó a completarse. La idea de sustituir a los partidos políticos por las corporaciones como unidad básica de la representación política se llamaba corporativismo y era una doctrina muy de moda entre la derecha de la época. La idea quedó también reflejada en el proyecto de Estatuto Municipal, que nunca llegó a aprobarse, que además de dar mayor autonomía financiera a los municipios establecía en ellos un sistema de representación corporativa. Curiosamente, fue el primer proyecto político español que contemplaba conceder el sufragio activo a la mujer.

Frente al fracaso de estos experimentos políticos, la actuación de Primo de Rivera tuvo resultados mucho más sólidos en el plano socioeconómico. Durante los años del Directorio Civil la dictadura desarrolló una ambiciosa política social y económica con el objetivo doble de modernizar la economía española y eliminar el conflicto social. Para ello se benefició de una coyuntura económica internacional muy favorable: los felices años 20.

  • En primer lugar, se crearon los Comités Paritarios, órganos de concertación laboral integrados por patronos y obreros bajo el arbitraje del Estado. En realidad era una adaptación de los principios fascistas del sindicalismo vertical, que reúne bajo la autoridad estatal a un sindicato único y una patronal única. Con todo, representó un tímido avance con respecto a tiempos pasados. Para garantizar su éxito, la Dictadura contó con el apoyo de la UGT y su líder Largo Caballero, mientras perseguía violentamente a los sindicatos anarquistas.
  • En segundo lugar, el Ministro Calvo Sotelo logró estabilizar la Hacienda pública y elaboró en 1926 un ambicioso proyecto de reforma fiscal, que entre otras novedades pretendía sustituir diversos impuestos directos por un único impuesto progresivo sobre la renta. No obstante, la oposición de las clases acomodadas impidió la aprobación de este proyecto.
  • En tercer lugar, se adoptó una política económica proteccionista e intervencionista. Se aumentaron los aranceles a la importación. Se nacionalizó el monopolio de distribución de petróleo, creándose para su explotación CAMPSA (Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleos Sociedad Anónima (origen de la actual REPSOL)). Se estableció también un monopolio estatal de las nacientes telecomunicaciones, fundándose para su gestión la Compañía Telefónica Nacional de España (actual Telefónica).
  • En cuarto lugar, el régimen desarrolló la banca pública de crédito para favorecer la inversión en diversos sectores de la economía española . Así, se consolidó el monopolio del Banco Hipotecario sobre la regulación de las hipotecas. Se ampliaron las competencias del Banco de Crédito Industrial, destinado a dar crédito a las empresas industriales. Se creó el Banco de Crédito Local para financiar a los ayuntamientos y entidades provinciales. Se creó el Banco Exterior de España para conceder créditos a las empresas de importación y exportación.
  • En quinto lugar, se fomentó el turismo, apoyando para ello la organización de la Exposición Universal de Barcelona y la Iberoamericana de Sevilla (1929).
  • Finalmente, se desarrolló una intensa política de obras públicas, destinada tanto a modernizar las infraestructuras españolas como a dar trabajo y activar de esa forma el consumo. Así, se desarrolló la red de carreteras (Ley de Firmes Especiales). Se crearon las Confederaciones hidrográficas y el Plan Hidráulico, que mediante embalses y canales fomentaron el riego y la obtención de energía eléctrica. Finalmente, se aprobó el Plan Nacional de Casas Baratas, que estableció la construcción de gran cantidad de viviendas a precios asequibles para las clases populares.

El resultado de todo ello fue una fase de gran desarrollo socioeconómico, si bien se discute en qué medida la actuación de la dictadura sacó partido de la buena coyuntura económica, en qué medida simplemente se aprovechó de ella o en qué medida incluso la entorpeció. Por otro lado la política de Primo de Rivera supuso un fuerte gasto público y no logró erradicar las viejas prácticas caciquiles. Finalmente, uno de los logros de la dictadura acabó volviéndose contra ella. El desarrollo económico implicaba el desarrollo de una clase media potente y bien formada. Pero esa emergente clase media desarrolló sus propias aspiraciones culturales y políticas, que acabarían chocando con la dictadura.