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El Directorio Militar de Primo de Rivera en 1923. |
Primo de Rivera formó en principio un gobierno compuesto exclusivamente por militares. Como ya hemos dicho, el objetivo declarado era resolver los problemas más acuciantes del país y restaurar en breve el régimen liberal. Para conseguirlo, Primo de Rivera adoptó como gobernante una actitud regeneracionista, marcada por el paternalismo (o sea, actuar como si fuera un padre benévolo hacia los españoles) y el voluntarismo (o sea, la idea ingenua de que una voluntad fuerte puede cambiar por sí misma la realidad de un país).
Las principales actuaciones del directorio militar fueron las siguientes.
- En primer lugar, se disolvieron los partidos políticos.
- En segundo lugar, se logró restablecer el orden público.
- En tercer lugar, se trató de depurar la administración de elementos corruptos, cesando a la mayoría de los cargos locales, y eliminar el caciquismo. Este objetivo, sin embargo, chocó con la realidad de que buena parte de los seguidores de Primo de Rivera formaban parte de este mundo caciquil y de que las prácticas corruptas estaban profundamente arraigadas en la vida española. Como resultado, estas medidas regeneracionistas fracasaron.
- En cuarto lugar, se ensalzó el sentimiento patriótico español como base ideológica del régimen, lo que lo alejó del nacionalismo catalán que profesaba una parte importante de la burguesía catalana que había apoyado el pronunciamiento de Primo de Rivera. El alejamiento acabó llevando en 1925 a la disolución de la Mancomunidad catalana, una asociación entre las cuatro provincias catalanas que constituía el primer reconocimiento oficial de Cataluña como realidad política.
- Pero sin duda la actuación más popular del gobierno de Primo de Rivera fue su política marroquí. El dictador sabía que no podría resolver el problema de Marruecos sin la colaboración de la otra potencia colonial de la zona, Francia. De esa forma, Primo de Rivera estableció una alianza con Francia que culminó en el exitoso desembarco de Alhucemas (1925). Este propinó un duro golpe a la resistencia marroquí, que permitió que dos años más tarde, en 1927, se pusiera fin a la guerra de Marruecos.
