3. La estructura y el plano de la ciudad
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| Imagen en Pixabay. Dominio público |
La ciudad puede ser analizada desde dos puntos de vista complementarios, que son como las dos caras de una misma moneda: su morfología y su estructura. La morfología urbana es la forma física que presentan los edificios y espacios abiertos que componen la ciudad. Consta de varios elementos:
1. El emplazamiento es el espacio físico concreto sobre el que se construye la ciudad.
2. La situación es la posición que ocupa una ciudad en su contexto espacial, que determina las relaciones que establece con él y las funciones que asume.
3. El plano es la forma en que se organizan en una ciudad los espacios construidos y la red viaria. La unidad básica en un plano es la manzana, que es todo el espacio contenido dentro de una superficie continua construida. Existen varios tipos principales de planos:
- El plano irregular es aquel en el que las calles y las manzanas no siguen un patrón ordenado. Se da en zonas que han crecido sin planificación urbana o que se adaptan a un relieve accidentado. También puede aparecer como estrategia frente al excesivo calor, ya que potencia la sombra, o para obtener una mayor intimidad.

Plano irregular en el centro de Córdoba
Elaboración propia a partir de base cartográfica del IGN. Licencia CC. - El plano radiocéntrico es aquel en el que las manzanas y calles se disponen de forma concéntrica y radial con respecto a un punto central. En la ciudad preindustrial se da en núcleos o barrios surgidos en torno a un lugar central, especialmente cuando este es elevado, y como estrategia urbanística que busca efectos de perspectiva. Pero también aparece en ciudades modernas y contemporáneas como una estrategia para facilitar el tráfico.

Plano radiocéntrico en el centro de Vitoria
Elaboración propia a partir de base cartográfica del IGN. Licencia CC. - El plano ortogonal es aquel en el que las calles y las manzanas tienden a disponerse en ángulo recto. Se da en ciudades y barrios en los que ha habido planificación urbanística, especialmente cuando no es necesario gestionar grandes volúmenes de tráfico rodado.

Plano ortogonal en el barrio de Salamanca (Madrid)
Elaboración propia a partir de base cartográfica del IGN. Licencia CC. - El plano lineal es aquel que se desarrolla a partir de una calle central, siendo típico de las poblaciones que crecen a partir de una vía de comunicación.

Plano lineal en Santo Domingo de la Calzada (La Rioja)
Elaboración propia a partir de base cartográfica del IGN. Licencia CC.
4. La trama de una ciudad es la proporción existente entre espacio construido y no construido. Cuando hay mucha construcción con respecto al espacio no construido hablamos de una trama densa o cerrada. En caso contrario hablamos de una trama abierta o poco densa.
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| Trama densa en el centro de Sevilla Elaboración propia a partir de base cartográfica del IGN. Licencia CC. |
Trama abierta en Tomares Elaboración propia a partir de base cartográfica del IGN. Licencia CC. |
5. La edificación de una ciudad es la forma tridimensional que adoptan sus edificios. Según la ciudad o el barrio puede predominar la edificación horizontal (casas de uno o pocos pisos) o vertical (bloques), así como la edificación colectiva (como los bloques de pisos) o la edificación individual (casas, adosados...). También es importante destacar la presencia de edificios públicos o religiosos, que suelen tener una morfología muy particular.
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| Bloques de pisos (edificaciones verticales y colectivas) y casas adosadas (edificaciones horizontales e individuales) en San Juan de Aznalfarache (Sevilla) Imagen de Gabriel Marquez en Flickr. Dominio público. |
6. El último elemento que define la morfología es el uso del suelo que predomina en cada parte de la ciudad, que puede ser residencial, comercial, industrial, de equipamientos (institutos, hospitales...), etc.
La estructura urbana es la relación funcional que se establece en cada ciudad entre las distintas partes que la componen, cada una de las cuales tiende a cumplir unas determinadas función en el conjunto de la ciudad. Como resultado cada una de esas partes suele experimentar diferentes evoluciones y problemas. Por otra parte, esta estructura también tiene relación con el entorno exterior a la ciudad, en la medida en que ésta también asume determinadas funciones con respecto al entorno rural y otras ciudades. Desde el punto de vista estructural, la ciudad puede dividirse en varias grandes zonas, entre las cuales las más comunes son el casco antiguo, el ensanche urbano y la periferia. Cada una de esas partes es fruto de una evolución histórica, que le da una morfología particular y una función determinada en la estructura urbana.
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| Vista aérea de Barcelona. Dominando la imagen aparece el Ensanche. Imagen de Alhzeiia en Wikimedia Commons. Licencia CC. |
a) La ciudad preindustrial: el casco antiguo o centro histórico
La morfología de la ciudad preindustrial es el resultado de una larga evolución histórica. La ciudad romana adoptó muchas veces las características típicas de las colonias y municipios romanos: planos ortogonales dispuestos en torno al foro, ornamentados por edificios públicos monumentales y rodeados por murallas.
| Del urbanismo romano solo han quedado restos fosilizados en las ciudades actuales, por ejemplo edificios singulares o el trazado de las dos principales vías romanas: el cardo máximo y el decumano máximo. En algunos casos, como en Tarragona o Zaragoza, aún es posible apreciar el trazado ortogonal original. |
El modelo típico de ciudad islámica consistió en una medina amurallada, donde se encontraba la fortaleza o palacio, la mezquita principal y el zoco o mercado, rodeadas de barrios o arrabales, a menudo con sus propias murallas. Predominaba el plano irregular, con calles estrechas y tortuosas que a menudo acababan en callejones o adarves (callejones sin salida).
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| Casco histórico de Toledo. Su plano irregular es el fruto de la combinación de la tradición musulmana y la adaptación a un emplazamiento con fuertes desniveles (fíjate en las curvas de nivel). Elaboración propia a partir de base cartográfica del IGN. Licencia CC. |
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| Casco histórico de Córdoba. El actual casco histórico combina los dos grandes centros de la ciudad musulmana: la medina, que ocupa la zona occidental, y los arrabales al este. Elaboración propia a partir de base cartográfica del IGN. Licencia CC. |
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| Casco histórico de Sevilla. Como usaremos planos históricos para analizarlo en más detalle le hemos dado su orientación tradicional, con el este arriba. Su configuración actual viene sobre todo del período almohade (XII-XIII), cuando el río acabó de desplazarse hacia el oeste hasta ocupar el lecho de la actual dársena. Predomina el plano irregular, pero si te fijas en la zona noroeste (barrios de San Vicente y San Lorenzo) predomina un plano ortogonal cuyo origen no está claro si es almohade o posterior a la conquista cristiana en 1248. Junto al núcleo amurallado existían arrabales, como los actuales barrios de San Bernardo o la Triana vieja. Elaboración propia a partir de base cartográfica del IGN. Licencia CC. |
Las ciudades medievales de los reinos cristianos eran recintos amurallados en torno a edificios singulares, normalmente fortalezas e iglesias, situados en lugares elevados. Auque predominan los planos irregulares, también se dan planos radiocéntricos o lineales.
Durante la Edad Moderna volvió a cobrar importancia la planificación urbanística, reapareciendo barrios con planos regulares, abriéndose espacios como plazas, jardines y paseos y desarrollándose infraestructuras de alcantarillado, suministro de agua o pavimentación. Uno de los elementos más significativos del período es la aparición en el Renacimiento de la plaza mayor, una gran plaza cuadrangular y porticada que podía cerrarse al exterior para celebrar acontecimientos públicos y fiestas populares.
La estructura resultante de la evolución de la ciudad preindustrial es el casco antiguo o centro histórico. Constituye el corazón de las ciudades históricas. Se caracteriza por la presencia de murallas o su fosilización en el plano; por el predominio del plano irregular, aunque también se dé el radiocéntrico, lineal u ortogonal; por la trama densa o cerrada; y por el predominio de la edificación individual, con presencia de edificios monumentales. Dentro de los cascos históricos es posible advertir desde antiguo una cierta jerarquización social, que opone un centro socialmente más elevado a una periferia de menor nivel socioeconómico.
Desde el siglo XIX estos cascos históricos han experimentado importantes transformaciones. La desamortización permitió el aprovechamiento de numerosos solares antes ocupados por instituciones eclesiásticas, particularmente conventos. Eso permitió utilizarlos para abrir la densa trama del centro, permitiendo la apertura de plazas, el trazado de calles más anchas y regulares y la construcción de edificios más amplios. Evidentemente el coste artístico e histórico fue grande.
Entre 1850-1936 grandes avenidas rompieron la trama de los cascos antiguos, a fin de facilitar el creciente tráfico de coches de caballos, tranvías y automóviles. Durante estos años la alta burguesía aprovechó estas obras para construir sus lujosas residencias en torno a estas avenidas, situadas en edificios de altura baja o media y estilo historicista o modernista.
Entorno de la actual Plaza Nueva y Avenida de la Constitución (Sevilla) en el siglo XVIII
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| La desamortización permitió edificar la actual Plaza Nueva sobre el solar del antiguo convento franciscano que limitaba con el Ayuntamiento. A comienzos del siglo XX las calles que enlazaban el Ayuntamiento con la Puerta de Jerez se ensancharon y rectificaron para crear la actual Avenida de la Constitución. Aquí puedes ver la situación en el siglo XVIII, tal como aparece en el plano de Olavide de 1771. Imagen de la Biblioteca Nacional de España en Biblioteca Digital Hispánica. Licencia CC. |
Entorno actual de la Plaza Nueva y Avenida de la Constitución (Sevilla)
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| La desamortización permitió edificar la actual Plaza Nueva sobre el solar del antiguo convento franciscano que limitaba con el Ayuntamiento. A comienzos del siglo XX las calles que enlazaban el Ayuntamiento con la Puerta de Jerez se ensancharon y rectificaron para crear la actual Avenida de la Constitución. Aquí puedes ver la situación actual. Elaboración propia a partir de base cartográfica del IGN. Licencia CC. |
Tras el largo estancamiento provocado por la Guerra Civil y la postguerra, a partir de los años 60 se produjeron intensas políticas de renovación. El desarrollismo de la época dio poca importancia a la conservación del patrimonio histórico, que a menudo fue destruido y alterado por la descontrolada especulación del suelo, proliferando edificios que en su tiempo fueron apreciados por su aspecto funcional pero que a menudo son de baja calidad y escaso valor estético. Paralelamente, las clases altas prefirieron abandonar un centro cada vez más saturado, marchándose a barrios exclusivos de viviendas unifamiliares en el extrarradio. Como resultado, el centro fue deteriorándose como espacio residencial. Muchas casas fueron abandonadas por su elevado precio, mientras los residentes tendían a representar cada vez más a grupos de edad avanzados y nivel social más modesto. El desarrollo de la delincuencia acentuó este deterioro social del centro.
Parte de esta evolución se explica por la progresiva terciarización que vino experimentando el centro histórico a lo largo de este período. Los grandes comercios, los principales bancos y las oficinas centrales de la administración se concentraban en el centro, que de día se convirtió en un lugar concurrido pero incómodo por su saturación. De noche, en cambio, los únicos lugares con vida eran las zonas de bares y restaurantes, mostrando las áreas residenciales un cierto aspecto de abandono.
En fechas recientes nuevas políticas de rehabilitación han tratado de corregir la degradación y la excesiva especialización funcional de los centros históricos, diversificando su uso como centro económico y administrativo y tratando de revitalizar su uso residencial. Antiguos edificios han sido rehabilitados y adaptados a nuevos usos sin romper su estética. Numerosas calles se han peatonalizado para dinamizar el comercio y revitalizar las calles. Se ha ejercido un control más estrecho sobre la delincuencia.
Estas políticas tampoco están exentas de polémica. Muchos critican que tratan de convertir los centros en "parques temáticos" exclusivamente volcados hacia el turismo y muchos denuncian como ficción la idea historicista de recuperar el aspecto antiguo del casco histórico. Los que abogan por el uso residencial critican también los excesos de las políticas de restricción del tráfico. Finalmente, la demanda de alojamientos turísticos ha disparado los precios de las viviendas del centro, dificultando aún más el asentamiento de nuevos vecinos.
La industrialización no solo dio lugar a la transformación del casco antiguo, sino también a la aparición de una nueva zona urbanizada fuera de él: el ensanche urbano. El ensanche urbano se caracteriza sobre todo por la presencia de dos fenómenos contrapuestos.
Por un lado, el rápido desarrollo de la industria y la falta de regulación propició el desarrollo de barrios obreros e industriales en el extrarradio. Son barrios surgidos por necesidad en torno a las industrias, que estaban localizadas fuera del casco histórico, sobre todo en torno a las líneas de ferrocarril y las carreteras. A menudo estaban en origen separados de la propia ciudad. Eran barrios insalubres, de plano irregular, por ser producto de parcelaciones privadas e incontroladas, con una trama densa y viviendas de escasa calidad. Con el tiempo, estas zonas industriales, cada vez más saturadas, envejecidas y situadas en un suelo caro, han sido abandonadas o reutilizadas para usos terciarios (por ejemplo grandes áreas comerciales o equipamientos), que hacen más agradable su proximidad para los vecinos núcleos residenciales. Paralelamente, los antiguos barrios obreros, incorporados en la ciudad, se han remodelado y revalorizado como barrios de clase media, o se han degradado hasta convertirse en espacios marginales.
Ante este crecimiento descontrolado de las ciudades industriales se desarrollaron muy pronto políticas de planificación y proyectos de reforma, que evidentemente afectaron sobre todo a los barrios de clases sociales más elevadas, aunque también beneficiaron en algún caso a barrios obreros. El principal resultado de estas políticas fue el ensanche burgués. Se trataba en su proyecto original de barrios trazados en un plano ortogonal con avenidas anchas y una trama de baja densidad, formada por manzanas abiertas con zonas verdes. La edificación era de mediana altura, en estilo historicista, y tenían un uso residencial dedicado espacialmente a la burguesía.
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| Disposición de las zonas verdes en el Plan Cerdá. Con el tiempo, la especulación creó una trama mucho más densa y una edificación más elevada. Imagen de Xavigivax y Josemanuel en Wikimedia Commons. Licencia CC. |
El ejemplo más notable es el ensanche de Barcelona, diseñado por el arquitecto Ildefonso Cerdá. Era un amplio ensanche formado por manzanas con esquinas achaflanadas (cortadas) para facilitar el tráfico. La comunicación era facilitada por una gran avenida que cruza el barrio en diagonal y que, precisamente, recibe el nombre de "diagonal". En el proyecto original sólo dos de los lados de cada manzana estaban construidos, quedando el resto para zonas verdes. Pero progresivamente la especulación y el lento descenso social del barrio hizo que se fueran edificando todos los lados de la manzana, hasta edificarse en muchos sitios incluso los patios interiores. Otro importante ensanche fue el barrio de Salamanca, de Madrid. En general, como en Barcelona, a medida que las clases altas fueron retirándose al extrarradio los ensanches fueron acercándose a la posición de barrios de clase media, densificando su trama y haciendo más vertical la edificación, especialmente a partir de los años 60. También se fueron terciarizando cada vez más, es decir, convirtiéndose en sede de actividades económicas terciarias (negocios, tiendas, despachos, etc).
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| Plano con el proyecto del Ensanche de Barcelona (1859) Imagen en Wikimedia Commons. Dominio público. |
Una manifestación más de los planes de reforma del período fueron las ciudades-jardín, barrios de vivienda unifamiliar con jardín, entre los que se incluían barrios de clase media pero también barrios obreros de casas baratas. Otro proyecto que acabó sin quedar completado fue la Ciudad Lineal de Arturo Soria, en Madrid, un proyecto utópico que en su diseño original preveía largas avenidas que circundarían Madrid, compuestas por filas de viviendas ajardinadas separadas por un amplio parque recorrido por el tranvía.
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| Proyecto de la Ciudad Lineal de Arturo Soria (Madrid): plano de una tramo y alzado de una sección. Imágenes en Wikimedia Commons (plano; alzado). Dominio público. |
Para profundizar
Los ensanches de Sevilla
Sevilla es una ciudad en la que no se puede detectar un gran ensanche burgués planificado como en Barcelona o Madrid. Durante el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX la ciudad fue creciendo, sobre todo hacia el este, al ritmo de diferentes proyectos y de un crecimiento desordenado. Lo más cercano en Sevilla a un gran ensanche burgués planificado fue el barrio de Nervión. Junto a él, crecieron numerosos barrios obreros, como el Tiro de Línea o el Cerro del Águila. En algunos casos, como en la Ciudad Jardín, se intentó introducir, sin demasiado éxito, modelos de reforma urbana procedentes del norte de Europa.
En la imágenes de abajo puedes comparar la situación del este de Sevilla tal como la reflejaron las fotografías aéreas tomadas por el ejército de EEUU entre 1956-1957 con el plano actual. Observa cómo la ciudad iba creciendo de forma radial dejando entre barrio y barrio terrenos sin edificar. (En este caso los planos sí aparecen orientados hacia el norte.)
El este de Sevilla en los años 50
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| Elaboración propia a partir de base cartográfica del IGN. Licencia CC. |
Plano actual de la misma zona
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| Elaboración propia a partir de base cartográfica del IGN. Licencia CC. |
En este enlace puedes ver un curioso mapa publicitario de la Sevilla de 1883: Sevilla comienza a desbordar los límites de su casco histórico.
Desde los años 60 del siglo XX, y especialmente a partir de los 80, la congestión urbana y la progresiva terciarización de la economía marca el tránsito a una nueva fase en el desarrollo urbano. La estructura resultante de este proceso es la nueva periferia urbana. La ciudad crece ahora en extensión, haciéndose mucho menos densa y adquiriendo una edificación mucho menos elevada. En esta periferia destacan varios grandes tipos de área urbana:
- Barrios residenciales de la periferia. Encontramos en ellos fórmulas muy diferentes: barrios marginales de chabolas; barrios de viviendas de promoción oficial; polígonos de vivienda de promoción privada; urbanizaciones en manzana cerrada; áreas de vivienda unifamiliar; etc.
- Áreas industriales. Cerrada la mayoría de los viejos cinturones industriales, se crean ahora nuevos polígonos tradicionales en áreas más alejadas. Junto a ellos, aparecen nuevos espacios industriales, como los parques empresariales o tecnológicos y los polígonos de naves adosadas.
- Áreas de equipamiento. Muchas de estas áreas se desplazan al exterior del centro urbano dada la mayor disponibilidad de espacio. Destacan las grandes superficies comerciales y los grandes equipamientos públicos destinados a la enseñanza (especialmente universidades), la sanidad (hospitales) y la administración.
La lógica de este proceso lleva al desarrollo de los fenómenos de dispersión de la urbanización o urbanización difusa, que dan lugar al desarrollo de áreas periurbanas, rururbanas o suburbanas. Los límites entre lo urbano y lo rural se hacen cada vez menos claros.
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| Elaboración propia a partir de base cartográfica del IGN y datos de INE. Urban Audit. |
Durante este período final, el crecimiento de los municipios choca cada vez más con sus límites. Estos límites en el crecimiento urbano municipal se pueden alcanzar por la propia congestión del núcleo urbano, que encarece el precio del suelo y somete a sus habitantes a elevadas tasas de polución, ruidos molestos o dificultades en el tráfico. Pero también se pueden alcanzar dichos límites porque ya todo el territorio municipal urbanizable ha sido construido.
De esa forma, diversos municipios acaban fundiéndose en nuevos modelos de núcleo urbano: las aglomeraciones urbanas. Destacan entre ellas las áreas metropolitanas, formadas por la fusión de varios municipios bajo el predominio de un municipio central, llamado metrópolis. Un segundo tipo de aglomeración son las conurbaciones, núcleos urbanos que se extienden más allá de los límites de un término municipal. Pueden ser el resultado del crecimiento de un solo núcleo o de la unión de varios núcleos urbanos o áreas metropolitanas. Un tercer tipo son las regiones urbanas, formadas por la yuxtaposición de numerosos municipios muy próximos entre sí y relativamente equilibrados en tamaño e importancia. Finalmente se encuentran las megalópolis, regiones extensas a las que la sucesión de centros urbanos convierte prácticamente en una sola gran ciudad.
Conurbación de Sevilla
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| Elaboración propia a partir de base cartográfica del IGN y datos de INE. Urban Audit. Pulsa en la imagen para ampliarla. |
Área Urbana Funcional (AUF) de Sevilla
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| El Área Urbana Funcional (AUF) es un concepto actualmente empleado en la Unión Europea que define el conjunto de una ciudad, en este caso Sevilla, y los municipios que forman su entorno funcional, concretamente de influencia laboral. El criterio fundamental es que un municipio pertenece al Área Urbana Funcional de una ciudad si al menos el 15% de su población ocupada se desplaza a la ciudad por motivos de trabajo. Podemos emplear este concepto como una aproximación objetiva a lo que tradicionalmente se ha llamado área metropolitana, que hoy tiende a identificarse más con municipios que gestionan conjuntamente algunos servicios públicos. Elaboración propia a partir de base cartográfica del IGN y datos de INE. Urban Audit. Pulsa en la imagen para ampliarla. |
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